Un equipo internacional de científicos ha descubierto en la cuenca del Rift Rukwa, al suroeste de Tanzania, los fósiles de un antiguo cocodrilo (Pakasuchus kapilimai) que tenía dientes similares a los de los mamíferos. El estudio, que publica esta semana la revista Nature, sugiere que estas criaturas eran abundantes en lo que es hoy la África subsahariana durante el Cretácico medio (hace entre 80 y 110 millones de años).
“Si sólo miras los dientes, no piensas que es un cocodrilo. Te preguntas qué tipo de extraño mamífero o reptil parecido a un mamífero es”
Texto e imagen: SINC
“Si sólo miras los dientes, no piensas que es un cocodrilo. Te preguntas qué tipo de extraño mamífero o reptil parecido a un mamífero es”, apunta Patrick O'Connor, autor principal del estudio, y profesor adjunto de Anatomía en el Colegio Universitario de Ohio (EE UU).
Según los investigadores estadounidenses, sudafricanos, australianos y tanzanos, la nueva especie de cocodrilo era un animal pequeño, cuya “cabeza cabría en la palma de tu mano”, asegura O'Connor. Además, los análisis demuestran que no estaba tan bien acorazado como otros cocodrilos, salvo por su cola, y era una criatura de tierra, que “probablemente se alimentaba de insectos y otros animales pequeños para sobrevivir”.
Al primer ejemplar completo hallado en 2008 se unen los restos fósiles de otros siete individuos descubiertos al suroeste de Tanzania. El rasgo más característico es estos cocodrilos es la fila de dientes parecidos a molares, ya que en general los reptiles modernos, o incluso otros más antiguos, poseen dientes simples y cónicos que utilizan para capturar y desgarrar a la presa y tragarse la carne en grandes trozos.
Una anatomía peculiar
“Cuando logramos ver de cerca los dientes, supimos que estábamos ante algo novedoso y muy emocionante”, señala el investigador estadounidense. Los molares de Pakasuchus kapilimai contaban con bordes afilados para procesar los alimentos, similares en forma a los dientes de algunos mamíferos carnívoros.
Según el estudio, que se publica en el último número de Nature, estos antiguos reptiles eran muy ágiles y se movían mucho, como sugieren la cola “fuertemente” blindada y un cuerpo “relativamente” desarmado con miembros gráciles. A diferencia de los cocodrilos cuyo principal hábitat es el agua, Pakasuchus podía alimentarse activamente en la tierra.
Los científicos demuestran que la nueva especie no es un pariente cercano de los cocodrilos modernos, sino que “es miembro de una rama lateral con gran éxito del linaje cocodriliforme que vivió durante la Era Mesozoica”, explica O'Connor. A pesar de la excepcionalidad del hallazgo de las muestras fósiles, la investigación determina que estos reptiles eran abundantes hace entre 80 y 110 millones de años.
Los Pakasuchus vivieron junto a grandes dinosaurios herbívoros saurópodos y depredadores terópodos, otros tipos de cocodrilos, tortugas y varias clases de peces. “Estos reptiles tuvieron mucho éxito en el hemisferio sur, ya que estaban explotando un nicho ecológico determinado en el que fueron capaces de competir con éxito con otros animales terrestres de cuerpo pequeño”, confirma el investigador, quien añade que era “un entorno muy diferente” al de los cocodrilos actuales.
Los análisis sedimentológico de la cuenca del Rift Rukwa demuestra que “el paisaje estaba dominado por un sistema fluvial amplio, persistente, con múltiples y entrecruzados canales y tierras vegetadas de bajo nivel que, al parecer, sostenían una fauna de vertebrados relativamente abundante”, señala Eric Roberts, co-autor del estudio y profesor de Geología en la Universidad James Cook (Australia).
Habitante del supercontinente
Durante gran parte del período Cretácico, África, Arabia, India, Madagascar, Antártida, Australia y América del Sur, estaban unidas: era el supercontinente del sur Gondwana. Los investigadores han encontrado pocos restos de mamíferos del Cretácico en esta parte del mundo, y los que se han descubierto no parecen estar relacionados con los mamíferos modernos.
Por ello, Pakasuchus kapilimai podría haber establecido su residencia en un “nicho mamífero” en Gondwana durante este periodo. “Es posible que, simplemente, no hayamos encontrado aún los mamíferos”, concluye O'Connor.
0 comentarios:
Publicar un comentario