ASÍ FUNCIONA UN LABORATORIO ANTI-DOPAJE


El dopaje se ha convertido en una de las grandes lacras del deporte. Dentro de la política de tolerancia cero contra las malas prácticas deportivas, resulta fundamental el papel de los laboratorios. España es uno de los tres países del mundo que cuenta con dos centros homologados por la Agencia Mundial Antidopaje. SINC te descubre cómo funciona uno de ellos.

 
Texto: SINC // Laura Chaparro
 
 
“Los laboratorios desempeñan una papel clave en el ámbito del control y de la protección de la salud del deportista y son una pieza imprescindible en la política de tolerancia cero”, explica a SINC Francisco Javier Martín del Burgo, director de la Agencia Estatal Antidopaje. “Su trabajo y sus resultados nos permiten estar en la vanguardia de la lucha contra esta lacra”, añade.

De hecho, España es uno de los tres países del mundo (junto a EE UU y a Alemania) que cuenta con dos centros homologados por la Agencia Mundial Antidopaje (WADA-AMA): el Laboratorio de Control Antidopaje del Instituto de Investigación Hospital Mar (IMIM), en Barcelona, y el Laboratorio de Control del Dopaje, situado en Madrid, que depende de la Agencia Estatal Antidopaje.

En 2009, los dos laboratorios españoles realizaron más de 11.000 controles de sangre y orina. Según datos de la Agencia Estatal Antidopaje, el porcentaje medio de resultados adversos apenas alcanzó el 1,12%, en consonancia con la media de los resultados adversos detectados por los 35 laboratorios acreditados por la Agencia Mundial Antidopaje, que fue del 1,11%.

“En el caso de España estamos dentro de la media internacional y con un porcentaje muy bajo”, subraya Francisco Javier Martín del Burgo. “En la actualidad, la gran mayoría de los deportistas compiten limpiamente, pero existen algunos casos aislados que buscan atajos y ponen en peligro su salud y la ética deportiva”, se lamenta.


Un proceso confidencial

“El laboratorio desconoce la identidad y nacionalidad de los deportistas cuyas muestras analizamos ya que éstas llegan sólo con precinto y número, sin identificación”. Con esta confidencialidad trabaja Jordi Segura, director del Laboratorio de Control Antidopaje del IMIM, y su equipo.

El procedimiento que siguen, una vez que les llegan las muestras, es sencillo. En primer lugar, verifican su integridad. Después, una de las submuestras en las que se encuentra dividida la muestra se almacena para un posible contra-análisis y con la otra, dividida en varias partes proporcionales, se inician los procedimientos de ensayo.

Pero, ¿qué ocurre si encuentran una sustancia prohibida? “Se realiza un nuevo análisis confirmatorio”, explica Segura. Si este análisis confirma los resultados del examen anterior, el laboratorio informa a la autoridad competente del resultado adverso de la muestra. “En caso de solicitud de contra-análisis, éste se efectúa frente a testigos, incluyendo al propio deportista si así lo desea”, añade.

El laboratorio analiza muestras de diferentes tipos de deportistas, entre los que se encuentran los ciclistas. De hecho, el equipo del IMIM participó en el análisis de las muestras vinculadas a la Operación Puerto. En cuanto a la reciente Operación Galgo, “hasta el momento”, no han recibido ninguna petición para colaborar.


Tras la huella de las transfusiones

Las muestras que llegan al laboratorio barcelonés proceden de 60 países de los cinco continentes. La mayoría de ellas son enviadas por las principales federaciones internacionales, que realizan programas de control antidopaje tanto en momentos de competición como por sorpresa.

“La planificación anual de los controles que se realizan en España, tanto en competición como fuera de ella, corresponde a la Comisión de Control y Seguimiento de la Salud en el Deporte, órgano dependiente del Consejo Superior de Deportes (CSD)”, explica Francisco Javier Martín del Burgo.

Además de realizar el análisis diario de muestras, los laboratorios también se vuelcan en tareas de investigación. Uno de sus últimos proyectos consiste en desarrollar métodos que revelen el uso de transfusiones de sangre. Así, el laboratorio del IMIM se propone detectar en la orina sustancias plastificantes que son liberadas desde las bolsas de sangre donde se almacenan.


























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